domingo, 31 de enero de 2010

CELEBRAMOS EL DÍA DE LA PAZ


El viernes 29 celebramos en nuestro colegio el Día de la Paz. El alumnado preparó un recital de canciones alusivas al tema y algunos profesores-as recitaron poemas .

El acto final se cerró con la proyección del tema Cantaré, Cantarás. Si quieres escucharlo haz clic sobre él.






Algunos de los poemas leídos fueron:

HOMBRE PLANETARIO (Jorge Carrera Andrade)


Vendrá un día más puro que los otros:

estallará la paz sobre la tierra

como un sol de cristal. Un fulgor nuevo

envolverá las cosas.

Los hombres cantarán en los caminos,

libres ya de la muerte solapada.

El trigo crecerá sobre los restos

de la armas destruidas

y nadie verterá la sangre de su hermano.

El mundo será entonces

de las fuentes y las espigas,

que impondrán su imperio

de abundancia y frescura sin fronteras.

Los ancianos tan sólo,

en el domingo de su vida apacible,

esperarán la muerte,

la muerte natural, fin de jornada,

paisaje más hermoso que el poniente.


HOY HE DADO MI FIRMA PARA LA PAZ (Efraín Huerta)

Hoy he dado mi firma para la Paz.

Bajo los altos árboles de la Alameda

y a una joven con ojos de esperanza.

Junto a ella otras jóvenes pedían más firmas

y aquella hora fue como una encendida patria

de amor al amor, de gracia por la gracia,

de una luz a otra luz.

Hoy he dado mi firma para la Paz.

Y conmigo, en cien países, cien millones de firmas,

cien orquestas del mundo, una sinfonía universal,

un solo canto por la Paz en el mundo.

Hoy no he firmado el poema ni los pequeños artículos,

ni el documento que te esclaviza,

no he firmado la carta que no siente

ni el mensaje que durará un segundo.

Hoy he dado mi firma para la Paz.

Para que el tiempo no se detenga,

para que el sueño no se inmovilice,

para que la sonrisa sea alta y clara,

para que una mujer aprenda a ver crecer a su hijo

y las pupilas del hijo vean cómo su madre es cada día más joven.

Hoy he dado una firma, la mía, para la Paz.

Un mar de firmas que ahogan y aturden

al industrial y al político de la guerra.

Una gigantesca oleada de gigantescas firmas:

la temblorosa del niño que apenas balbucea la palabra,

la que es una rosa de llanto de la madre,

la firma de humildad -la firma del poeta.

Hoy he elevado en una el número mundial de firmas por la Paz.

Y estoy contento como un adolescente enamorado,

como un árbol de pie, como el inagotable manantial

y como el río con su canción de soberbios cristales.

Hoy parece que no he hecho nada

y, sin embargo, he dado mi firma para la Paz.

La joven me sonrió y en sus labios había una paloma viva,

y me dio las gracias con sus ojos de esperanza

y yo seguí mi camino en busca de un libro para mis hijos.

Pues ahí estaba mi firma, precisa y diáfana,

al pie del Llamamiento de Berlín.


Parece que no he hecho nada

y, sin embargo, creo haber multiplicado mi vida

y multiplicado los más sanos deseos.

Hoy he dado mi firma para la Paz.





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